CryptoNoobie, ¿pero cómo puedes decirme que me he equivocado al crear este tema? ¿qué te hace suponer que no he hecho el trabajo que según tú debería haber hecho? Me he informado bien sobre el bitcoin, me ha gustado, he cambiado algunos euros por bitcoins y he comenzado a investigar la realidad del bitcoin.
En primer lugar no he podido pagar con mis bitcoins ningún bien o servicio. En este aspecto, a lo sumo es como los lingotes de oro que uno puede tener en la caja fuerte de su casa. Nunca diría de ellos son una moneda.
En segundo lugar dicen que son P2P, peer to peer, “inter pares” o entre iguales. Tampoco es cierto, siempre hay un tercero que cobra una comisión. Si yo (1º) voy a un bar, pido una caña, pregunto al camarero (2º) cuanto le debo, medico que 2€, esto es intercambio P2P o entre iguales. Pero si cuando le voy a pagar al camarero los 2€, alguien que estaba en la barra (un tercero) me dice que le tengo que abonar una pequeña comisión de 1%, 2 céntimos, ya la transacción no es entre iguales. Me recuerda este cobro de comisiones a la antigua costumbre del cobro del barato.
“En Sos y en otros municipios de la comarca era costumbre “pagar el barato”; este pago consistía en entregar una pequeña parte de las ganancias obtenidas en el juego a los “mirones” que estaban alrededor de la mesa de juego como “premio” por haber hecho acto de presencia y en recompensa por haber traído buena suerte al ganador. De este modo los vecinos más precavidos que habían decidido no jugar obtenían una pequeña cantidad de dinero que a más de uno le venía muy bien. Actualmente se sigue esta costumbre en los casinos, bingos y salas de juego, donde es casi obligado dar una propina al crupier, a los empleados de la sala de bingo o a los compañeros de mesa, que no dejan de ser unos simples “mirones”.
Pero antiguamente, esta propina llegó a convertirse en un “impuesto revolucionario”. Si un jugador ganador no cumplía con aquella costumbre que se había arraigado fuertemente en la cultura del juego, los defraudados acompañantes solían exigírselo hasta con amenazas, y si no conseguían el dinero llegaban a contratar incluso a matones para cobrar lo que, según ellos, “legalmente les correspondía”. De ahí que se acuñara la expresión de “cobrar el barato”, que enfoca a la persona que predomina sobre las demás por el miedo que a éstas les infunde, recibiendo el nombre de “el baratero”.
En “La Gazeta de Grazalema” (Cádiz) de julio de 1832 aparece un artículo denunciando la llegada de este singular personaje a su tranquilo pueblo:
“…Cuando hablaban de los casinos y las salas de juego, todos nos poníamos a pensar en Sevilla o Cádiz, allí hay cientos de lugares donde ir a perder el jornal o los dineros de las tierras. Pero ya tenemos aquí una auténtica casa de juegos, y no hablo de las tranquilas partidas de la posadilla o de la taberna de abajo. Acaba de llegar a nuestro tranquilo pueblo, todo un grupo de desalmados, asociados a los bandoleros y llevando consigo todos los vicios y las malas costumbres. Así tenemos al tal Pedro Chirlata, que es el encargado de “cobrar el barato” a los jugadores, en la posadilla. Con su cara de matón y la navaja casi siempre abierta, no duda en ningún momento en cobrar el impuesto que le da la gana a quien gane la partida y hay de ti, como no pagues con prontitud, que la navaja le sirve para algo más que limpiarse las uñas”.
Las comisiones no son altas ni te las cobran a punta de navaja, pero te las cobran, cuando ya nos lo hacen ni los bancos por transferencias SEPA.
Y para terminar, CryptoNoobie, quizás sepa tanto como tú o más.
Un cordial saludo