ESTUDIO CIENTÍFICO DE LA PANDEMIA
Dr. Sergio J. Pérez Olivero
AISLAMIENTO DEL VIRUS:
Lo primero que debemos señalar, es que la creencia preestablecida de que el virus ha sido aislado y secuenciado, presenta serias dudas; existen pruebas de que tal circunstancia, no se ha producido realmente (1) (2) (3) (1) (4) (5) (6) (7) (8) (9) (10) (11) (12) (13) (14) (15) (16) (17) (18) (19) (20) (21) (22)
(reconocido por los propios CDC y la FDA (23) (24) (25) (26),
por la OMS, por el gobierno irlandés (27) (28),
por el gobierno argentino (29),
por el gobierno canadiense (30),
por el gobierno de Uruguay (31) (32),
por el propio gobierno español (y así, hasta un total de 137 instituciones, y subiendo, en diferentes
países (33) (34),
cuyas respuestas a las distintas solicitudes de información sobre el aislamiento, se han dividido en 10 partes y por el propio Drosten (35)); no hay pruebas científicas claras que lo demuestren (no valen cepas artificiales recreadas sintéticamente partiendo de una secuencia informática, ni las que utilizan células Vero para ello (sabemos que los virus se pueden recombinar (36) (37) (38) y, por tanto, no se puede demostrar que el supuesto “nuevo coronavirus” no sea un híbrido derivado de cultivos celulares) (39) (40), como menciono un poco más adelante, sustancias tales como los antibióticos que se añaden a los tubos de ensayo en losexperimentos in vitro realizados para la detección de virus pueden “estresar” el cultivo celular de manera que se formen nuevas secuencias genéticas no detectables previamente), aún cuando se ha ofrecido dinero para aquel que las presente (41).
Por tanto, creer en la existencia del virus con los datos y pruebas científicas de que disponemos hoy, se convierte en un acto de fe:
Si realmente el virus ha sido aislado y secuenciado,
¿cómo es que en todas las “vacunas” Covid, no se ha recurrido a la forma tradicional (ampliamente probada) de preparación, partiendo del virus inactivado o debilitado y, han recurrido a otras plataformas experimentales como el ARNm o un adenovirus, con los peligros que conllevan?
Algunos dicen que la prueba de que el virus existe, es la “vacuna” CoronaVac ya que, supuestamente, contiene el virus inactivado. Supuestamente, el virus se hace crecer en células Vero de forma masiva. Se inactiva para garantizar que no sea infectivo, es decir, que no es capaz de replicarse. Este tipo de células Vero, proceden de un linaje de células de riñón de mono verde. Según dicen además, las muestras fueron extraídas de pacientes de China. La vacuna incluye una sustancia adyuvante que en este caso es hidróxido de aluminio, supuestamente para potenciar la “inmunidad”, cuando se ha demostrado que los adyuvantes con base de aluminio, pueden ocasionar graves problemas de salud (42) (43).
Al utilizar el virus completo, se introducen además de la proteína S de la espícula (que justamente es la que causa el daño, no el virus en sí), otras como la E de la cobertura, la M de la membrana, la N de la nucleocápside, etc., lo que supuestamente, constituye una ventaja teórica.
Tampoco debemos olvidar que además de los adyuvantes con base de aluminio, en las vacunas, se han encontrado otras “sustancias" peligrosas que producen micro y nanocontaminación. En un estudio (44), se analizaron las vacunas por los posibles efectos secundarios que pueden causar.
Con el fin de aportar nueva información, se aplicó un método de investigación por microscopía electrónica al estudio de vacunas, con el objetivo de verificar la presencia de contaminantes sólidos mediante un Microscopio Electrónico de Barrido Ambiental equipado con una microsonda de rayos X. Los resultados de esta nueva investigación, muestran la presencia de material particulado micro y nanométrico compuesto por elementos inorgánicos en muestras de vacunas que no son declarados entre los componentes y cuya presencia indebida es, por el momento, inexplicable.
Una parte considerable de esos contaminantes particulados, ya han sido verificados en otras matrices y reportados en la literatura como no biodegradables y no biocompatibles. Los análisis realizados, muestran que en todas las muestras controladas, las vacunas contienen cuerpos extraños no biocompatibles y biopersistentes no declarados por los productores, contra los cuales el organismo reacciona en cualquier caso. La hipótesis que manejan los autores, es que esa contaminación sea accidental ya que probablemente se deba a componentes o procedimientos contaminados de procesos industriales (por ejemplo, filtraciones) utilizados para producir vacunas, no investigados y no detectados por los productores; no obstante, aunque haya una razón accidental, la realidad es que esos contaminantes, están presentes, con lo que ello conlleva.
Si es verdad que las muestras del virus que lleva la “vacuna" fueron extraídas de pacientes de China:
¿Cómo es posible que a día de hoy no haya una micrografía electrónica que muestre el grado de purificación (45)?
Analicemos los siguientes estudios (que dieron origen a todo); a sus autores se les preguntó acerca de si sus micrografías electrónicas muestran el virus purificado; sus respuestas fueron las siguientes:
Respuesta estudio 1 (46): “La imagen es el virus que brota de una célula infectada. No es un virus purificado.”
Respuesta estudio 2 (47): “No pudimos estimar el grado de purificación porque no purificamos y concentramos el virus cultivado en células.”
Respuesta estudio 3 (48): “No obtuvimos una micrografía electrónica que mostrara el grado de purificación”.
Respuesta estudio 4 (49): “[Mostramos] una imagen de partículas de virus sedimentadas, no purificadas.”
Con respecto a estos cuatro estudios, está claro que lo que se muestra en las micrografías electrónicas (EM) es el resultado final del experimento, lo que significa que no hay otro resultado del que podrían haber hecho EM. Si los autores de estos estudios reconocen que sus micrografías electrónicas (EM publicados) no muestran partículas purificadas, entonces definitivamente no poseen partículas purificadas que afirman ser virales.
En este contexto, debe observarse que algunos investigadores usan el término “aislamiento” en sus documentos, pero los procedimientos descritos en los documentos no representan un proceso de aislamiento (purificación) adecuado.
En consecuencia, en este contexto el término “aislamiento” es mal usado.
Por lo tanto, los autores de cuatro de los principales artículos de principios de 2020 que afirman el descubrimiento de un nuevo coronavirus, reconocen que no tenían pruebas de que el origen del genoma del virus fuera partículas virales o restos celulares, puros o impuros, o partículas de ningún tipo.
En otras palabras, la existencia del ARN del SARS-CoV-2 se basa en la fe, no en los hechos.
Esto realmente significa que no se puede concluir que las secuencias de genes de ARN, que los científicos tomaron de las muestras de tejido preparadas en los ensayos in vitro mencionados y para las cuales las pruebas de PCR finalmente se están “calibrando”, pertenecen a un virus específico, en este caso SARS-CoV-2. Además, no hay pruebas científicas de que esas secuencias de ARN sean el agente causal de lo que se llama Covid-19.
Hay una quinta publicación (50), que junto con las otras 4 anteriores, fue pionera en hablar del nuevo coronavirus allá por febrero de 2020. No se ha obtenido respuesta de los autores, pero sí podemos analizar la publicación:
“Recolectamos líquido de lavado broncoalveolar (BALF) y realizamos una secuenciación metatranscriptómica profunda. La muestra clínica se manipuló en un laboratorio de nivel 3 de bioseguridad en el Centro Clínico de Salud Pública de Shanghai. Se extrajo el ARN total de 200 μl de BALF y se construyó una biblioteca metatranscriptómica para la secuenciación de pares (lecturas de 150 pb) utilizando un Illumina MiniSeq como se describió anteriormente”.
“En total, generamos 56 565 928 lecturas de secuencia que fueron ensambladas de nuevo y seleccionadas para posibles agentes etiológicos”.
“La secuencia del genoma de este virus, así como sus extremos, se determinaron y confirmaron mediante PCR con transcripción inversa (RT- PCR) y amplificación rápida 5’ / 3’ de extremos de cDNA (RACE), respectivamente. Esta cepa de virus se designó como coronavirus WH-Human 1 (WHCV) (y también se ha denominado ‘2019-nCoV’) y su secuencia de genoma completo (29 903 nt) se le ha asignado el número de acceso de GenBank MN908947”.
“La organización del genoma viral del WHCV, se determinó por alineación de secuencias con dos miembros representativos del género Betacoronavirus: un coronavirus asociado con humanos (SARS-CoV Tor2, número de acceso de GenBank AY274119) [2003] y un coronavirus asociado con murciélagos (murciélago SL-CoVZC45, Número de registro de GenBank MG772933)”.
En ningún momento se habla de aislamiento, ni purificación. Utilizan para la determinación y confirmación, RT-PCR, que ha quedado sobradamente demostrado que no sirve para esa finalidad.
Como comenté en el anterior apartado, cuando afirman que recogen ARN de SARS de los pacientes
mediante la técnica de la RT-PCR, ya sabemos que en realidad no es así, sino que lo que recogen realmente son fragmentos de coronavirus endógenos humanos en fase extracelular y cuando afirman que secuencian el genoma completo del SARS de un paciente, es porque rellenan los huecos que les faltan (porque la RT-PCR sólo detecta pequeños fragmentos de ARN), con plantillas recogidas de bases de datos genómicas, usando un ordenador. Así que básicamente, los fragmentos de virus que les faltan para completar su SARS-CoV-2 “teóricamente detectado”, lo rellenan de manera ficticia haciéndolo coincidir con una secuencia consenso de una base de datos como la de Gen Bank (51).
Hasta ellos mismos reconocen que es un coronavirus asociado con humanos.
En el siguiente vídeo del proyecto Enmanuel, se desmontan científicamente algunas de esas publicaciones que, supuestamente, habían aislado el virus.
El Dr. Stefan Lanka (virólogo aleman), hace lo propio en los siguientes vídeos, en los que nos muestra por qué es imposible que realmente se haya podido aislar.
Se preguntó al Dr. Charles Calisher, experto virólogo que en 2001 escribió en una publicación con más virólogos: “Los métodos de detección de virus modernos como] la pulida reacción en cadena de la polimerasa […] dicen poco o nada sobre cómo se multiplica un virus, qué animales lo tienen, [o] cómo enferma a las personas. [Es] como intentar determinar si alguien tiene mal aliento por medio del estudio de su huella dactilar”; acerca de si conoce un solo estudio en el que el se aisle el SARS-CoV-2 y al fin se purifique realmente.
Su respuesta: “No conozco ninguna publicación que lo diga. He estado atento para ver si salía alguna”.
¿Si las partículas de las que se dice que son SARS-CoV-2 no han sido purificadas, cómo se puede estar seguro de que las secuencias genéticas de ARN de estas partículas pertenezcan a un virus específico?
Sobre todo si se tiene en cuenta la existencia de estudios que muestran que sustancias tales como los antibióticos que se añaden a los tubos de ensayo en los experimentos in vitro realizados para la detección de virus pueden “estresar” el cultivo celular de manera que se formen nuevas secuencias genéticas no detectables previamente, una circunstancia que ya señaló la premio Nobel Barbara McClintock en su discurso de aceptación en 1983.
Las primeras muestras recolectadas de pacientes con Covid de Wuhan muestran que los virus transgénicos se enviaron desde un laboratorio canadiense.
El Dr. Steven Quay, un médico-científico con sede en Seattle y ex miembro de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford, ha descubierto nuevas evidencias de dos virus genéticamente modificados (OGM) en muestras de pacientes recolectadas de Wuhan, China, durante los primeros días de la pandemia. Los pacientes de los que se recolectaron las muestras tenían una “enfermedad de neumonía no identificada”, según los informes de diciembre de 2019.
Sus muestras se cargaron en GenBank, una base de datos de secuencias genéticas en el sitio web de los Institutos Nacionales de Salud de EE. UU. (NIH), donde los investigadores pudieron examinarlas en busca de evidencia de SARS-CoV-2.
Quay, sin embargo, tomó una ruta diferente al investigar qué más podría estar presente en las muestras. Descubrió que contenían evidencia del virus Henipah, un virus OGM que es uno de los dos tipos enviados a China por científicos nacidos en China que en ese momento trabajaban en un laboratorio canadiense. El Dr. Joe Wang, Ph.D., quien anteriormente encabezó un programa de desarrollo de vacunas para el SARS en Canadá con una de las principales compañías farmacéuticas del mundo, verificó los hallazgos de Quay. Después de examinar la evidencia y replicarla, confirmó que el virus Henipah está, de hecho, presente en las primeras muestras conocidas del virus chino. El propósito de su presencia, dice, probablemente fue desarrollar una “vacuna”.
Esto está corroborado por documentos del gobierno de Canadá que muestran que las muestras se enviaron al Instituto de Virología de Wuhan (WIV) con el propósito declarado de “cultivo de virus de reserva”. Sin embargo, no se suponía que las muestras fueran manipuladas genéticamente, que es lo que parece haber sucedido. Los científicos, tal vez, los cruzaron con la gripe “Fauci”, o tal vez, su contenido sea la gripe “Fauci” con un nombre diferente, ya que el SARS-CoV-2 nunca se ha aislado ni se ha demostrado que exista.
HISTORIA DEL AISLAMIENTO DEL VIRUS
Autoridades sanitarias chinas anunciaron el 7 de enero de 2020 que se había identificado “un nuevo tipo de virus” “similar al asociado con el SARS y el MERS” (informe relacionado, no fuente original del gobierno chino).
El método subyacente se describe a continuación:
“Recopilamos y analizamos prospectivamente datos sobre pacientes con infección por 2019-nCoV confirmada por laboratorio mediante RT-PCR en tiempo real y secuenciación de próxima generación”.
“Los datos se obtuvieron con formularios de recopilación de datos estandarizados compartidos por la OMS y el Consorcio Internacional de Infecciones Emergentes y Respiratorias Agudas Graves a partir de registros médicos electrónicos”.
Otra vez, utilizan RT-PCR, con lo cual, todo queda invalidado, además, tampoco aparece la palabra, aislamiento ni purificación por ningún sitio, ni tampoco ninguna prueba clara de haberlo conseguido.
CENTRO PARA EL CONTROL Y LA PREVENCIÓN DE ENFERMEDADES (CDC)
Tras el anuncio chino, el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), declaró que se había aislado el virus, dicha declaración, con fecha del 28 de enero de 2020 (actualizada en diciembre de 2020), es inequívoca:
“El SARS-CoV-2, el virus que causa el Covid-19, fue aislado en el laboratorio y está disponible para la investigación de la comunidad científica y médica”
Poco después empezaron a reconocer lo contrario, incluso en sus propios documentos (52) (53) (54) (55).
OMS
Dado que no las autoridades chinas no proporcionaron a la OMS una muestra de SARS-CoV-2 aislado/purificado y por tanto, los detalles sobre el aislamiento no estaban disponibles; la OMS, decidió “personalizar” su prueba de reacción en cadena de la polimerasa con transcripción inversa en tiempo real (rRT-PCR) utilizando el virus corona SARS 2003 supuestamente aislado y “similar” según ellos (posteriormente rebautizado como SARS-CoV-1 ) como “punto de referencia” (o proxy), para detectar fragmentos genéticos del SARS- CoV-2 de 2019.
Buscó el consejo del Dr. Christian Drosten y sus colegas del Instituto de Virología de Berlín en el Hospital Charité. Posteriormente se envió a la OMS el estudio titulado “Detección del nuevo coronavirus de 2019 (2019-nCoV) mediante RT-PCR en tiempo real”), publicación que como quedó demostrado en el anterior apartado, está plagada de errores científicos y en la que los propios autores reconocen que “los aislados de virus o muestras de pacientes infectados no estaban disponibles …”.
La información que proporcionaron a la OMS fue la siguiente:
“Las secuencias del genoma sugieren la presencia de un virus estrechamente relacionado con los miembros de una especie viral denominada CoV relacionada con el síndrome respiratorio agudo severo (SARS), una especie definida por el agente del brote de SARS en humanos en 2002/03”.
“Informamos sobre el establecimiento y validación de un flujo de trabajo de diagnóstico para el cribado de 2019-nCoV y la confirmación específica [utilizando la prueba RT-PCR], diseñado en ausencia de aislados de virus disponibles o muestras originales de pacientes. El diseño y la validación fueron posibles gracias a la estrecha relación genética con el SARS-CoV de 2003, y fueron ayudados por el uso de tecnología de ácido nucleico sintético" (56).
Lo que esta afirmación audaz sugiere, es que no se requirió el aislamiento/purificación de 2019-nCoV y que la “validación” estaría habilitada por “la estrecha relación genética con el 2003-SARS-CoV”.
ERRORES CIENTÍFICOS DE TREMENDA GRAVEDAD.
Las recomendaciones del estudio Drosten (respaldado y financiado por la Fundación Gates) relativas al uso de la prueba RT-PCR aplicada a 2019-nCoV, fueron luego respaldadas firmemente por el Director General de la OMS, Dr. Tedros Adhanom.
En todo este tiempo transcurrido, se han producido múltiples solicitudes individuales de información a múltiples instituciones, sobre las pruebas del aislamiento (como se comenta al inicio de este apartado) y ni en uno solo de los casos, se ha demostrado la existencia de dichas pruebas; hasta un total de 110 instituciones.
Se nos dice que el virus está en todas partes: en el aire, en nuestra respiración, atrapado en máscaras, sin embargo, las autoridades de salud pública parecen no estar en posesión de ninguna muestra clínica cultivable del patógeno ofensivo.
En marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud ordenó a las autoridades que no buscaran un virus, sino que confiaran en una prueba del genoma, la RT-PCR, que no es específica para el SARS-CoV-2.
En algunas de las solicitudes de Libertad de Información sobre muestras clínicas cultivables o evidencia directa de aislamiento viral (por ejemplo), no solo no contienen información que demuestre el aislamiento, sino que además, se refieren a la prueba proxy RT-PCR, citando una publicación en Eurosurveillance, a modo de demostración; no obstante, esto, además de inútil es absurdo ya que en la propia publicación se dice:
“La detección de virus por PCR con transcripción inversa (RT-PCR) de muestras respiratorias se utiliza ampliamente para diagnosticar y monitorear la infección por SARS-CoV-2 y, cada vez más, para inferir la infectividad de un individuo. Sin embargo, la RT-PCR no distingue entre virus infecciosos y no infecciosos. La propagación del virus a partir de muestras clínicas confirma la presencia de virus infecciosos, pero no está ampliamente disponible (y) requiere instalaciones de nivel 3 de bioseguridad”
Además, los CDC admiten que “actualmente no hay disponibles aislados cuantificados del 2019-nCoV”, y que utilizaron un cultivo de células de adenocarcinoma alveolar de pulmón humano modificado genéticamente para “imitar una muestra clínica”.
Por lo tanto, después de todo lo dicho, parece que tenemos organismos de salud pública sin muestras clínicas del aislamiento y que encima utilizan para diagnosticar, una prueba que no es específica y no distingue entre infectividad y no infectividad, un requisito para que las instalaciones de nivel 3 de bioseguridad incluso busquen un virus, aún así, nos han llevado a creer que está en nuestras narices.
LOS POSTULADOS DE KOCH:
Robert Koch enunció sus ya famosos postulados en el curso de sus investigaciones sobre el carbunco bacteridiano, una enfermedad que se transmitía de forma frecuente al hombre desde el ganado lanar y vacuno. En sus investigaciones sobre el carbunco bacteridiano, Koch descubrió que el patógeno se encontraba siempre en la sangre de los animales enfermos, por lo que,
en una primera fase de investigación, tomó pequeñas muestras de sangre de estos animales y se las inoculó a animales sanos. El resultado fue la transmisión de la enfermedad y, por tanto, el establecimiento de la etiología de la enfermedad.
En una segunda fase de investigación, descubrió que el patógeno podía ser aislado de los individuos enfermos y cultivado en el laboratorio sin perder su capacidad patogénica, ya que cuando se les inoculaba a nuevos individuos se reproducía la enfermedad.
A partir de estas investigaciones, propuso los siguientes postulados:
- La bacteria patógena debe aislarse siempre de animales enfermos y nunca de animales sanos.
- Cuando un animal está enfermo la bacteria debe aislarse en cultivo puro.
- Si la bacteria se inocula a otro individuo debe reproducirse la enfermedad.
- La bacteria debe aislarse nuevamente en cultivo puro.
- Para establecer una conexión causal, de una forma u otra, es decir, más allá del aislamiento y la purificación del virus, habría sido absolutamente necesario llevar a cabo un experimento que satisfaga los cuatro postulados mencionados.
Pero no existe tal experimento, como Amory Devereux y Rosemary Frei revelaron en su momento (57). La necesidad de cumplir con estos postulados con respecto al SARS-CoV-2 se demuestra, sobre todo, por el hecho de que se han hecho intentos para cumplirlos. Pero incluso los investigadores que afirman haberlo hecho, en realidad, no tuvieron éxito.
En 1988 Stanley Falkow formuló una versión de los postulados de Koch, con el fin de dilucidar si determinados genes bacterianos tenían un papel protagonista en la capacidad patógena de las bacterias. Varios años más tarde, en 1996, y a raíz del descubrimiento del Herpesvirus humano 8, los investigadores David Relman y David Fredericks formularon las normas moleculares revisadas para establecer las causas de la enfermedad microbiana, las cuales proponen que la identificación de los patógenos puede llevarse a cabo considerando el grado de asociación entre el patógeno y el tejido infectado u observando la correlación entre el curso de la enfermedad y la cantidad de material genético encontrado del patógeno en cuestión. Si bien la aplicación de las nuevas técnicas moleculares a la microbiología supone un gran avance, los investigadores, en contra de lo que dicen los creyentes en la fe covidiana, son muy cautelosos a la hora de desechar los postulados de Koch, sobre todo considerando la importancia que han tenido y que aún tienen en la lucha contra las enfermedades microbianas.
Continúa …