Diría que el problema se centra en el concepto erróneo de largo plazo y en la definición de apuesta o inversión.
Una apuesta tiene que ver más con criterios irracionales como el juego o las adicciones. En cambio, una inversión tiene que estar respaldada por valoraciones algo más empíricas, por ejemplo, la de un producto que aporta un valor añadido al resto. Esto no quiere decir que una inversión carezca de alto riesgo, simplemente que se basa en cierto tipo de fundamentos a diferencia de una apuesta.
En el caso de IOTA, ese fundamento fue ser un DAG, el primero de una tecnología que soluciona el problema de cuello de botella en las blockchain, por lo tanto de la escalabilidad en un escenario de adopción, es decir, la diferencia entre un ecosistema que funcione o no funcione correctamente en un futuro. También fue un fundamental la idea del Tangle, aunque muy inmadura en sus inicios, ofrecía un concepto totalmente nuevo a lo que existía entonces. Aunque al principio era una inversión de alto riesgo, todo cambió con los aportes de Hans Moog para completar el proyecto, pero sobre todo, con las auditorías y los estudios científicos que avalaban con cálculos matemáticos la teoría del proyecto. Lo que casi nadie tiene en cuenta, es que convertir un proyecto conceptual de este tipo, en un proyecto funcional, lleva mucho tiempo. Ahí es donde entra el concepto de largo plazo, que en una tecnología nueva pueden pasar perfectamente 10-15 años si incluimos su adopción, algo que casi nadie está dispuesto a aceptar en el mundo cripto, pero no por ello creo que se deba de atacar a quien siga ese plan.
El modelo computacional consiste en reproducir una abstracción matemática con la ayuda de sistemas convencionales, sorteando las limitaciones que se vayan encontrando en el camino. Un proceso de ensayo y error hasta equilibrar el modelo teórico con el práctico. De hecho funciona igual que en ensayos clínicos o en otro tipo de sectores, un proceso que puede durar décadas, además, a ese tiempo también hay que añadirle las fases de prueba y la estandarización bajo regulación antes de que se industrialice su producción. Por suerte, las tecnologías DLT no tardarán tanto. El problema es que si al error del concepto de largo plazo, le añadimos la vinculación a un token que la gente compra en un mercado con ciclos de 4 años, tenemos la catástrofe servida.
Y no me olvido de la crítica con la que casi todos estamos de acuerdo y que hemos repetido en los hilos de IOTA: la IF nunca ha sido transparente, entre otras cosas porque su comunicación ha consistido en vender siempre el desarrollo como “casi terminado”, un desarrollo que no lo ha estado y que aún no lo está, todo para mantener vivo el proyecto hasta que llegase el coordicide (actual IOTA 2.0). Pero para eso también es importante hacer una valoración técnica y descartar el humo de la gran mayoría de proyectos, no solo de IOTA. En mi caso me da igual lo que diga Dom o los plazos a un año vista que marque la IF, la actividad en GitHub es la que tiene la última palabra. Lo que no tiene sentido es descartar automáticamente la información técnica de los proyectos que pretenden ser de utilidad en el mundo real y encima presumir de ello como hacen algunos. Guiarse solo por lo que publique la empresa de forma interesada va a hacer que los plazos se alejen de la realidad.
Tampoco tienen sentido las sentencias categóricas sobre lo que es un proyecto no terminado en el presente, cuando de lo que hablamos es del largo plazo para tener una perspectiva adecuada. Rebatir un largo plazo con el presente lo convierte en una discusión absurda.
En cualquier caso está bien discutir diferentes puntos de vista acompañándolos con argumentos. Eso deja en evidencia a los que no paran de meterse con los usuarios de los proyectos que a ellos no les gustan, los mismos que van dando lecciones de que hay que respetar todas las opiniones, pero luego responden con insultos o ignores a los que les rebaten las suyas.