Pues todo lo contrario, seguirán permitiéndolos, por dos razones: una porque son cutrísimos y/o inventos de estafadores, y así se desprestigia a las criptos, de manera que la gente desconfiará de ellas. Justo lo que ahora sucede. Y por otra razón: ya que no pueden atrapar a la comadreja en las galerías, han decidido controlar la entrada y la salida. Así pueden jugar al gato y al ratón con ellos: que si te baneo, que si te permito, que si te pongo la zanahoria, que si te doy un palo en el lomo…
Los que tenemos que banear a los exchanges centralizados somos los usuarios, pasar a P2P y fin de la historia.
La segunda pregunta es muy sencilla pues puede puede formularse de otra manera. ¿Puede impedirse una transacción electrónica protegida por criptografía de clave pública? Si se puede, entonces pueden impedirlo, si no, pues no.
Los gobiernos pueden utilizar sus propias divisas digitales, pero observa que eso no supone ningún cambio, cara al ciudadano, -más allá de la mejora técnica- con respecto a la situación actual. Ya podemos hacer transacciones electrónicas ¿no?.
En consecuencia las criptos descentralizadas seguirían manteniendo la misma vigencia y teniendo la misma razón de ser, sin variar nada, que ahora mismo.
Si, eventualmente, un gobierno se hiciese con el control de una cripto fuerte (ataque del 51%, por capitalización, etc), veríamos surgir rápidamente la utilización por parte de público de otras criptos, de la misma manera que ahora se cambia Fiat por Bitcoin, y exactamente por las mismas razones.
En definitiva: la blockchain es una cadena descentralizada, por definición. Una esencia de la que no se puede escapar, por muchas vueltas que se le de.